¿Conoces esas épocas en que el nerviosismo y el estrés te superan, te llenan y se transforman en miedo y ansiedad? ¿Y todo eso se expresa con síntomas físicos como presión en el pecho, respiración pesada y un corazón acelerado? ¿Cuándo ya has intentado de todo para que se vaya y te resulta imposible controlar los síntomas? Te puedo asegurar que ¡si puedo! calmar y sanar el estrés y la ansiedad yo misma. Y si yo puedo, ¡tú también!
A base de volver a estar en una época de estrés intenso, he descubierto cómo tranquilizar mi nerviosismo y salir del bucle de la ansiedad (sentir ansiedad, y por eso presión en el pecho, y encima tener miedo de sentir esos síntomas, lo que lleva a más ansiedad…). Así que, como siempre, escribo sobre lo que me pasa en este momento, con la ilusión que pueda ayudar a personas que sientan lo mismo – ¿quizás a ti?- y lograr que se sientan comprendidas y acompañadas.
Nerviosismo, estrés o ansiedad – ¿cuáles son las diferencias?
Al escribir este artículo me di cuenta que no sabía la diferencia entre nerviosismo, estrés y ansiedad. Intuía que lo que me pasa es de todo un poco, y después de investigar, veo que estaba en lo cierto.
Me gustó la definición de fisioterapia-online.com, un pequeño vídeo donde explican que al principio está el nerviosismo, que se puede transformar en estrés, y si este se incrementa y perdura en el tiempo se convierte en ansiedad. Y entendí mejor las diferencias leyendo al Rincón de la Psicología, asimilando así que:
- El nerviosismo es una respuesta física natural a situaciones nuevas, preocupantes o emocionantes.
Ejemplo: me pone nerviosa cuando un artículo me sale fluido, estoy contenta, y al mismo tiempo se me acelera el corazón. - El estrés es una respuesta a una situación presente y real, la preocupación de no poder con todo, de no llegar, de no lograr hacer alguna cosa.
Ejemplo: Me estresa pensar que no podré acabar el post antes de que se despierte mi hija… - La ansiedad es un conjunto de pensamientos repetitivos que predicen un futuro catastrófico, rebosantes de miedo, tanto miedo que se convierte en pánico…
Ejemplo: Siento ansiedad cuando pienso que le puede pasar algo a mi hija, y cuando me lo imagino – accidentes, muerte súbita, en fin… lo peor de lo peor.
Época de cambios, nerviosismo asegurado…
Hace ya 4 meses que yo y mi pequeña familia estamos sumergidos en una etapa de incertidumbre, de mudanza eminente, abiertos para encontrar un nuevo hogar, un nuevo trabajo. Puedes leer más sobre como navego en el mar de mis emociones en una era en que todo está por decidir en mi post Deseo el cambio, ¡y que miedo me da!.
De repente me veo buscando trabajo, encontrando algo temporal, haciendo tres horas de viaje al día con mi hija, levantándonos muy temprano – teniendo que despertarla, sintiéndome culpable por eso -, el nerviosismo del viaje en sí, el miedo de la responsabilidad de conducir tanto tiempo con ella, el miedo de tener un accidente o que ella llore desconsolada en la autopista…
Los nervios de empezar a trabajar de nuevo después de 2 años, con mi hija, con familias nuevas, en un nuevo lugar, con maneras de hacer propias, y quedarme sola con los niños y niñas nada más empezar, en plenas adaptaciones, sintiendo las miradas evaluativas de las mamás y de los papás, reales o imaginadas…
Y al mismo tiempo buscar casa, visitar casas, sentir la presión de tener que decidirnos casi al momento porque si no nos la quitan, porque es una zona muy buscada…
Y PAM.
Vuelven los síntomas de ansiedad que ya no sentía desde antes de estar embarazada. Vuelve todo el miedo de antaño, de hace tres años, cuando fui ingresada con un ataque de ansiedad incontrolable para mí… no aceptaba lo que me pasaba, y por eso me era casi imposible controlar y aliviar el miedo y la ansiedad.
Estoy contenta que en estos tres años haya avanzado un poco más en el camino hacia mí, y que ahora tenga más herramientas para aplicar. Te explico cómo logro apaciguarme, cómo consigo calmar y sanar los síntomas físicos de la ansiedad y aquietar el miedo.
Calmar y sanar el estrés y la ansiedad en 5 pasos
1. Acepto mi ansiedad, mis miedos, mis síntomas, mi estrés, y les doy un hogar:
La primera reacción ante un síntoma desagradable es el rechazo. Es lógico que no quiera sentir lo que es incómodo o incluso duele.
“Opresión, vete de mi pecho, ¡no te quiero sentir!”
Pero aquí está la trampa, y el aprendizaje más genial de todos: rechazando lo que es, solo consigo una cosa: más y más ansiedad. La opresión es real, ahora mismo.
Por eso el primer paso indispensable, es aceptar que está aquí. Y para eso me ayuda darle un lugar, un porqué, una razón de ser. Entonces, le puedo hablar:
“Entiendo que hayas vuelto opresión, miedo, ansiedad… Hemos pasado unas semanas muy estresantes (mi cuerpo y yo). Confío que estás aquí porque tienes algo para enseñarme, y te acepto y te abrazo.”
Y aquí ya me ilumina su primer mensaje:
“¡Estoy aquí para que entiendas la importancia de amarte y de cuidarte!”
Entonces, descanso en el estrés. Acepto que está, y estoy tranquila con ello. Porque lo que agrava todo es quererlo cambiar, pensar que está mal, que no debería estar.
¿Verdad que con este primer punto ya casi se fue?
2. Gratitud: Doy las gracias
Dar las gracias y sentirlo es muy sanador. Cada uno puede hacerlo como lo sienta. A mi me sale así:
“Te acepto opresión, y te incluyo en mí. Gracias cuerpo sabio, por enseñarme el camino. Veo tu sabiduría y ahora entiendo la necesidad de mis síntomas”.
3. Abrazo los síntomas, y los lleno de amor
Hago un paso hacia atrás – hacia mi isla interior, como le llama Thich Nhat Hanh – para entrar en mi esencia, y ver todas las emociones y sensaciones con un poco de distancia. Veo todos mis miedos y síntomas desagradables delante de mis ojos interiores, compactados en una esfera, como un planeta suspendido en mi amplio universo interior. Me ayudó mucho leer a Jeff Foster, que relata que somos el contenedor de un universo con millones de planetas, pero no somos los planetas. Ellos están en nosotros, son parte nuestra, pero nuestra esencia es más grande, es lo que los contiene. Extiendo los brazos hasta poder abrazar todas mis partes desagradables con mucho cariño, como a una niña pequeña, llenándola de amor.
“ Os reconozco, os acepto, estáis en mí. Os lleno de amor para que podáis sanar.”
Sin necesidad de cambiar nada, solo amándolos (amándome) profundamente…
4. Respiro con consciencia y ralentizo mis movimientos
Pongo consciencia en mi respiración, hago respiraciones profundas y largas, anticipándome así a aquellas paradas de respiración tan típicas del estrés, que provocan un agravamiento de la presión y del estado de ansiedad en general.
Al mismo tiempo pongo atención en mis movimientos, y los intento hacer más lentos y más conscientes. Parece sencillo, ¡y es un punto que me cuesta muchísimo! Una vez dentro de la rueda del “tengo que acabarlo rápido”, todo mi cuerpo y mi mente van en esa dirección y no quieren saber nada de ir más lento. Parece que de alguna manera mi mente obtiene satisfacción de esta carrera continua.
Para lograr romper la rueda, paro, respiro, y vuelvo a empezar lo que estaba haciendo – por ejemplo cocinar – con un ritmo más pausado. Y lo tengo que repetir varias veces, porque a la que me despisto sigo corriendo…
5. Me amo: la autoestima, el punto más importante
Este punto es en realidad el primero y el más importante de todos. La autoestima o amor propio es el motor que me empujó a encontrar un camino para calmar y sanar el estrés y la ansiedad. Para controlar y reducir algo con lo que me hago daño…
¿Y cómo podemos llegar a amarnos?
Wow, ¡esta es una pregunta muy grande!
Solo hace algunas semanas pude decir por primera vez que me amo de verdad, con todo. Ha sido un camino largo, complicado, ¡y tan gratificante!
Es un amor que ahora cultivo cada día. Me abrazo con todo, me doy amor, y que bello es…
Tengo pendiente una entrada en el blog donde explico varias herramientas para llegar a la autoestima, para encontrar el amor propio perdido, ¡el más importante de todos los amores!
Intenté escribirlo en su momento pero todavía estaba todo tan difuso… ¡a veces cuesta encontrar palabras para procesos tan profundos! Cuando lo tenga te dejaré el link por aquí.
Si te apetece, déjame un comentario, dime si te ha servido, si has podido calmar y sanar el estrés y la ansiedad tu misma, si te has sentido identificada, o si todo esto te parece una locura (que lo es). 🙂 ¡Hasta pronto!
Que bueno que lograste llegar a ese punto de auto-amor. La ansiedad es algo terrible que constantemente se mantiene en lucha. No dejarse vencer y poder darse cuenta del valor de uno mismo no es hazaña facil pero si es muy gratificante y de pura satisfaccion.
Hola Frank!
Gracias por tu comentario.
Si, ¡es muy bello! Y es un ejercicio diario… Haberlo tocado no quiere decir que no vuelvo a caer…pero quiere decir que las caídas duelen cada vez menos, y duran menos!
Un abrazo de corazón
Sara Nima