Una mañana de vacaciones.
Todo es idílico.
Nuestra parcela está en una zona tranquila, envuelta de robles y un majestuoso pino que nos regalan su sombra. El sol matinal nos saluda por entre las hojas danzantes de los robles.
Estoy con mi hija Lua Llum en nuestra hamaca verde, saboreando un buenísimo café con leche y reposando el desayuno, un “porritge” con manzana y canela que me dejó saciada.
Mar Sereno está acabando su desayuno al otro lado de la tienda.
Lua Llum está ocupada tomando teta. Una y después de unos segundos la otra. Tiene self-service, y va soltando pequeñas expresiones de placer: “¡Ñam-ñam!”, “¡Hmmm!”
Yo empujo levemente la hamaca. Somos acunadas por el sol, el viento, las hojas de los árboles…
Todo es idílico.
De repente me invaden dudas, preocupaciones. La brisa, el sol y las hojas se borran de mi pantalla interior. Solo nos queda el día de hoy y un trocito de mañana de vacaciones. ¿Cómo lo organizamos?
“¿Puedo hablar contigo?” pregunto a Mar Sereno. “¿Cómo lo hacemos? ¿Vamos a la piscina por la mañana o por la tarde? ¿O mejor a la playa? ¿Y mañana por la mañana al pueblo?”
Por unos minutos nos sumergimos en una conversación que tiene como único objetivo planear el futuro. Estoy preocupada porque quiero respetar los ritmos de mi hija y que pueda disfrutar al máximo de la piscina (sin demasiado sol).
Como siempre me cuesta decidirme por un plan y a Mar Sereno todo le está bien…
En este momento mi hija se empieza a aburrir de nuestra conversación y requiere mi atención. La miro, y con toda mi duda y mi preocupación sobre el futuro le pregunto:
“Y tú, ¿adónde quieres ir hoy?”
Y ella me contesta, mirándome de bien cerquita, con sus ojos llenos de ilusión:
“Hamaca. Teta.”
Zasca.
Vuelve al presente mamá.
Un momento de iluminación
Aquí y ahora es donde estoy mamá. No necesito nada más. Solo que tú estés aquí conmigo.
“Atra teta.” (La otra teta)
Vuelvo al presente con la velocidad de un rayo. Y todo al mí alrededor vuelve a aparecer: los robles, el pino. Los juegos de luz entre las hojas danzantes con el viento. Mi hija sobre mí y la sensación de su boca en mi pezón.
Ahora es el momento.
Aquí es el lugar.
Dejar fluir… solo estar.
“Gracias mi gran maestra Lua Llum!”
Estoy tranquila porque sé que vendrán más momentos como este en los que me recordarás que vivir el presente es lo único que importa. ¡Sé que lo necesito! (Media hora después volví a estar preocupada y planeando el futuro).
¿Y tú? ¿Qué ayuda tienes para volver a este momento, para vivir el presente plenamente? ¿Qué campana de la consciencia utilizas? ¡Soy toda oídos!
jA, JA, JA,JA… SON «SOLO PRESENTE ELLOS…» y que suerte tenemos las mamás de tenerlos para que nos devuelvan ahí cada vez…
Yo Sara, he aprendido a amar también mi capacidad «organizadora» que, mi compañero llama: «mandona» 😉 Y que, a menudo nos resulta muy util para conseguir objetivos prácticos, en esos momentos hablo con mis hijos:
– Ahora mamá va a dejarte con papá… o en el suelo…o en el sofà… y voy a ir a escribir una lista ( o lo que sea que tenga que hacer; a mí me resulta muy útil escribirme notas en la agenda o hacerme listas para organizarme más tarde ( que a veces es mañana…o dos dias después…). Y así vuelvo mas ràpido al presente, eso sí, me busco momentos para ocuparme también de las listas si nó no tendria mucho sentido…
Y cuando no se puede, pues dejar fluir los acontecimientos también me ayuda a cultivar la flexibilidad y la confianza en mi…aprender a improvisar i ser resolutiva «sin un plan» ni «una lista» ha sido un gran reto para mí!
Aunque te confieso que me siento mucho mas centrada y segura cuando vivo con un minimo de orden y planificación.
Besos
¡Hola bonica!
Ai si, esa mandona organizadora… todavía no la he aprendido a amar. ¡Buen consejo! A mi también me encantan las listas, y las odio a la vez. Pero me alivia escribirlas, y confieso, soy muy buena organizadora. ¡Y me encanta! Pero también me estresa.
Y he descubierto, que si consigo abrir mano y dejar fluir, disfruto mucho más!
Pero sí que es verdad que a veces es útil esta capacidad… si consigo mantenerla en su sitio, y no se hace gigante y mandona sobre toda mi vida.
¡Muchísimas gracias por tu comentario!
Me honra saber que lees mis escritos <3
Un abrazo
Sara
Me gusta leerte Sara! (Aunque no siempre te envie un comentario)
Comparto muchas de tus reflexiones a menudo, y a veces encuentro una inspiración para mi propio camino hacia ser más consciente de mi misma.
Que gran regalo la maternidad para poner consciencia y aprender cada día un poquito mas …
Gracias por escribir! 😉