Me atrevo a salir, el nombre escogido. Me atrevo si, y luego me da miedo, mucho miedo.
Y entonces me lleno de coraje y me vuelvo a atrever. Y salgo, por momentos, de mi zona de confort. Y vuelvo. Y me atrevo un poco más de tiempo, un poco más lejos. Y vuelvo, otra vez.
Me atrevo a cambiar, esa estructura tan arraigada que llevo dentro, mi prisión personal que me hace sufrir pero me da seguridad porque es lo que conozco.
Me atrevo a renacer, cada día mil veces, de la oscuridad a la luz que soy.
Y tengo miedo…
Me atrevo a confiar en el amor que hay en mí. En el amor que nos une y que desborda de cada hoja verde, de cada gota de lluvia. Me atrevo a confiar en la vida, que es así. Sin saber porque. Sin necesitar explicaciones.
¿¿¿Pero por qué???
Me atrevo a creer antes de ver. Porque es lo que siento muy dentro de mi pecho. Aunque mi mente nunca entienda como funciona la vida, me atrevo a creer en su sentido.
Y vuelve el miedo…
Me atrevo a quedarme conmigo.
Con mi rabia, que me hace sentir fuerte.
Con mi miedo, que casi me lleva a la locura
Con mi amor, mi mayor temor y mayor anhelo.
Aun que me den ganas de salir corriendo, gritando hasta que me salgan los ojos como a un dibujo animado. Me atrevo a quedarme conmigo.
Me atrevo a amar y a amarme, porque es lo único que necesito. Y que sea más fácil cada día…
Me atrevo a darme tiempo, todo el tiempo. Y oscilar entre el miedo y el amor, las veces que necesite.
Y que cada día ilumine un poco más de mi oscuridad, ame un poco más a mi niña herida, disfrute un poco más de la vida, sonria un poco más con mi hija, bese un poco más a mi marido.
Me atrevo a salir. Hacia la claridad. Me destapo, desnudo, abro los brazos y el corazón, y sigo mi camino.
¿Me acompañas?